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Silicon Valley Bank. La llamada.

Silicon Valley Bank. La llamada.

“Los humanos somos así, no nos importan cómo funcionan las cosas hasta que no funcionan.” Matrix. Aún muchas personas se siguen preguntando como después de los aterrorizantes fantasmas de crisis financieras pasadas, no hemos aprendido la lección. El escándalo provocado por Silicon Valley Bank es tan sorprendente y preocupante como decepcionante.

La historia ya la conocemos todos, una nula gestión de la cartera, una altísima exposición de bonos del Tesoro Estadounidense y parte de la clave para no ser detectado a tiempo: su clasificación contable de 95 mil millones de dólares como “mantenidos a largo plazo” que pudo sostener este esplendido cuento durante meses y meses, digno de ser producido por como mínimo por guionistas a la altura de Disney en los 90.

La combinación perfecta de la nula gestión del riesgo financiero, tanto por la falta de coberturas, como por la alta representatividad de estos activos en su cartera, fue la gran bomba para la generación del miedo, pánico y sorpresa de miles de inversores, empresas tecnológicas, reguladores y clientes minoristas.

Pero la llamada. No fue hasta la sucesión de la misma entre el 27 y 3 de marzo de 2022 de la agencia de rating Moody’s, avisando a Silicon Valley Bank de la rebaja de la calificación crediticia del banco, concretamente por los activos y su gestión antes citadas.

La pregunta es ¿por qué?. Por qué un banco tan expuesto a el sector tecnológico (con las retiradas de depósitos que debían haber estimado en su mejor escenario) subsidiario de SVB Financial Group no gestionó su cartera antes hasta llegar a este extremo.

Se ha escrito mucho sobre cifras, nos perdemos en los números pero no vamos a la solución. Sería muy fácil recopilar datos y plasmarlos en otro artículo más que se perderá en internet como un pequeño pez de acuario en el océano.

Sin embargo hace unos días un magnifico reportaje de Maureen Farrell desde el NY Times llamó mi atención. Pone nombres y apellidos al bochornoso desencadenamiento de hechos.

Si la creciente retirada de depósitos de las empresas tecnológicas, sus clientes número 1, iban en contraparte a la venta de los bonos a pérdidas, que habían visto reducido su precio por el creciente tipo de interés (conocida relación inversa), por qué no tomaron medidas con mano firme para resolver este dilema antes. ¡Si el escenario bajista de la bolsa americana comenzó a dar señales en noviembre de 2021! ¡Si la FED anuncio medidas contra la inflación meses antes como la subida de tipos y la retirada de inyección de dinero en el mercado! ¿De verdad no hubo previsión de ningún escenario de posible falta de liquidez? Pues no la hubo.

Cita textualmente su artículo: “No ayudó que la directora de riesgos del banco, Laura Izurieta, comenzara a hablar sobre su jubilación a principios de 2022 (¿error 2021?). Se fue oficialmente en abril, pero se quedó para concentrarse en «ciertas tareas relacionadas con la transición» hasta el 1 de octubre, según un documento. . El 27 de diciembre, el banco nombró a Kim Olson como su nueva directora de riesgos.”

En un resumen simplificado: Se nos ha ido de las manos, te dejo el marrón a ti Kim.

Y el resto del cuento seguro que a muchos les llevará directos a recuerdos del pasado. Hasta que se hizo oficial el escándalo, se sucedieron las retiradas de depósitos masivas por parte de inversores presuntamente con información privilegiada, provenientes de bancos a los que Gregory Becker, director ejecutivo de  Silicon Valley Bank habría contactado, llamando por teléfono entre el 27 de febrero y 7 de marzo, esperando la salvación divina de compra de sus activos.

La llamada de teléfono, ya roto.

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